Comunicándonos

Es increible la necesidad de estar comunicados que existe actualmente. de esas fogatas en el hogar, charlando abuelos, padres y nietos; y esas cartas que nunca se sabía si iban a llegar a su destino. hemos pasado a tener cuentas de correo electrónico, teléfonos móviles con conexión a Inernet en los que recibimos nuestros correos y notificaciones de las actividades de nuestras cuentas de facebook, tuenti, twiter y demás redes sociales y microbloggings.

Internet en casa, en el trabajo, las bibliotecas, las facultades y algunas zonas públicas en algunas ciudades. Bares con conexiones WI-FI para disfrute de sus clientes. y cobertura 3G para leer un nuevo feed RSS mientras te sirven un café en el bar de al lado.

Tenemos a nuestro alcance el comunicarnos con más gente, de maneras más sencillas y ágiles, con confirmación de recepción. Por no hablar de las comnicaciones directas en tiempo real ( chats, llamadas telefónicas, ...).

Se da ya el extremo de llamar a una persona por teléfono, que no coja la llamada y te conteste tiempo más tarde con un SMS y le respondas con un mail aprovechando que el recibir el SMS te pilla con un ordenador delante y un conexión a internet.

Sin embargo, entre tanta tecnología y posibilidades de comunicación, lo único que concibo a valorar es: realmente nos podemos comunicar con más gente y con mayor facilidad, pero , ¿ nos conocemos mejor los unos a los otros, que cuando hablábamos alrededor de una hoguera ? Igual hemos perdido algo, ganando tanto.

De los momentos vividos y padecidos

De los momentos vividos y padecidos, momentos que nos guste o no, nos demuestra que estamos vivos.

Nos enseñan que la sangre que corre por nuestras venas, arterias y capilares, no es un mero combustible que permite que nos movamos. Sino que es un transmisor de sensaciones; un medio para llevar a cada recodo de nuestra fisionomía, un pedazo de una emoción que en ocasiones hace estremecer todo nuestro cuerpo.

La tendencia de la gente es la de valorar todo lo que le ha ocurrido y clasificar esos hechos como positivos o negativos. Pero poca gente es capaz de valorar lo importante de todos estos sucesos y recuerdos; lo importante de lo vivido. Se pase bien o se pase mal, todo lo que nos ocurre y sentimos  nos demuestra que estamos vivos, que somos seres con la suficiente capacidad como para sufrir, para divertirnos, alegrarnos, entristecernos, cabrearnos y sentir toda una serie de emociones, que nos dintingue como humanos.

Quedémonos pues con lo vivido y sentido; y no lo clasifiquemos como algo bueno o algo malo; sino como algo vivido y aún presente, o como algo vivido y ya superado.

De recuerdos y melodías

De recuerdos y melodías está formada una parte de nuestra mente dedicada al hecho de recordar.

Todos acumulamos recuerdos que juntos forman nuestra biografía. Pensamientos e imágenes subjetivas de hechos ocurridos en nuestro pasado reciente y antiguo; que permiten definir quiénes somos, cómo hemos vivido hasta el momento actual y hasta cómo hemos interpretado cada hecho ocurrido, si tenemos la ocasión de compartir esos mismos recuerdos con personas cercanas a nosotros en esos momentos; la eterna comidilla de "pues yo pienso que pasó así ".

Son curiosos los mecanismos de nuestra mente para recordar, ya que, dependiendo de cada individuo, estos mecanismos varian. Una melodía, un color subrayando un texto, una imagen, otro recuerdo, un perfume, una voz, un sonido e infinitos mecanismos más que hacen de nuestra mente un recopilador y archivador de hechos realmente impresionante.

Muchas son las técnicas nemotécnicas que pretenden conseguir el educar a este gran archivo nuestro, todas ellas relacionadas con el uso de algunos de los mecanismos mencionados en este texto. 

Curiosa nuestra mente y curioso código de clasificación el que usa. No me imagino ir a una biblioteca pública y tararearle una canción al/la funcionario/a del lugar para poder sacar el último libro de un autor. O preguntar en una tienda por un producto en stock y subrayar un texto en una tarjeta de visita del local para referirme a ese producto en concreto que quiero comprar.

Así pues, cultivemos el sano arte de recordar; aunque por momentos, el olvido se dibuja como un necesario traspapeleo en el archivo de nuestra mente.

Días robados

De esos días en los que te levantas y no aterrizas en ese día; que pasan las horas, pero tu cabeza sigue en esa cama que has abandonado. Uno de esos días es el que he tenido hoy.

Parece un día perdido, ya que, aunque haces cosas, realmente no vives ese día. Y aún así, el reláx que conlleva para tu mente el tener un día así, sin mayor complicación que el hacer tareas casi mecánicas, es algo que no tiene precio.

Se les puede considerar días robados al día a día; puesto que haces algo totalmente distinto a lo que toca a diario. Ese estrés, ese agobio de organizarte; pelearte con la gente, con el trabajo, con la familia, con el mundo en general. Un día que robas a todo ese cúmulo de estrés, agobio y peleas habituales, consiguiendo que tu mente descanse realmente.

Las mayores complejidades del días son: decidir qué te preparas para comer, y unas horas más tarde, decidir qué te preparas para cenar.

Desde aquí propongo que los médicos receten días así a sus pacientes aquejados de estrés. A modo de: " tómese un día libre de cada mes, le recomiendo que sea un lunes o un viernes para ampliar el fin de semana, hacerlo más largo; y así combatirá su estrés. Váyase a algún lado sin la familia, y disfrútelo o simplemente tírelo haciendo lo que le venga en gana." . Se ahorraría mucho dinero en medicamentos y en bajas médicas.

Robemos días al estrés diario para regalárselos a nuestra salud, tanto física como mental. Convirtámonos en unos Robin Hood del tiempo.

Fotos robadas

He comprobado una vez más cómo algo simple te puede transportar a otro espacio-tiempo.

Algo tan simple como una foto vieja que te encuentras en un cajón haciendo limpieza. Ese papel en el que se ha plasmado una imagen, es capaz de evocar toda una serie de recuerdos, de arrancar emociones y de presentarte de nuevo, aquellas sensaciones percibidas en ese instante.

Una imagen que trae a tu mente personas perdidas, momentos vividos, aromas olvidados, paisajes que ya no existen, ...

Me preguntan el porqué de mi pasión por la fotografía, el porqué de la "rareza" de mis fotos, por qué no me ciño al encuadre y mediciones clásicas. La fotografía puede retratar aquello que ves cómo tú lo ves, y sólo saltándote las mediciones clásicas puedes conseguir mostrar lo que has visto.

Una foto de un posado, la típica foto de estudio, es como un matrimonio de conveniencia , no hay sentimiento, sólo un vano postureo en beneficio propio. El fotógrafo tiene su foto, y el/la modelo la suya. Una foto de "postal" es la que todo el mundo espera de una playa, una montaña, un día de nieve, y de todo aquél elemento natural o urbanístico que se precie. No encuentro sentido a mostrar lo que quiere ver todo el mundo, cuando la foto es mía y pretendo recodar lo que yo he visto. 

Quitados experimentos raros para ver lo que se puede hacer con la cámara, y las fotos de rigor que siempre te piden; a la hora de pulsar el disparador, se busca captar lo natural de ese momento, de lo que tienes delante ,de lo que realmente estás viendo; realzando aquello que te ha llamado la atención. 

Y al final de todo, las mejores fotos, las que más gustan e impresonan, son aquellas fotos "robadas", sacadas sin más, cámara en mano, algo llama tu atención, apuntas con tu objetivo, y disparas. Las fotos robadas, al igual que los besos robados, son las que mejor demuestran emociones, sentimientos, gestos y demás naturalismos de un momento.

Seguiré sacando las fotos estándar para que las/los modelos tengan sus fotos, y los conocidos tengan sus postales. Pero entre foto pactada y foto de postal, estaré pendiente para poder robar algún momento, para tener esos momentos conmigo.

Perfume robado

Son días peculiares en los que no sé muy bien en qué se me va el tiempo.

Horas prestadas en las que simplemente convivo con momentos variopintos, en lugares habituales para mi. Aunque siento que son lugares adopatados más que lugares propios

Curiosos eventos en los que me veo envuelto y hasta protagonizo, sin saber muy bien en qué momento me he comprometido a aparecer por allí

Días en los que hasta el perfume de mujer en mi almohada es un perfume robado, y no un aroma disfrutado.

Horas perdidas sin más, que me dejan confuso al no saber, si me llevan o he sido yo el que me he arrastrado.

Horas desperdiciadas

Es curioso el ver cómo se desperdician las horas de insomnio. son de lo más improductivas.

No tienes fuerzas para hacer nada por puro agotamiento; dar vueltas en cama resulta algo costoso, y de hecho, acabas recurriendo a la técnica del balancín para girarte aprovechando el contrapeso propio de tu cuerpo ( ésta es una técnica depurada por insomnes, absténganse marmotas ). Tu cuerpo te pide descanso, tus ojos te piden descanso, tu pareja te pide descanso ( para aquell@s que la tengan, claro ), pero tu mente está funcionando tan tranquila, aunque sean las mil de la madrugada. Y ahí es dónde radica el mayor de los problemas, que tu cabeza sigue trabajando sin problema.

Estas horas desperdiciadas, lo único que te permiten prácticamente, es pensar, rallarte con temas varios; dificultando todavía más lo de poder dormir.

La lectura está descartada, la vista está demasiado cansado como para poder seguir líneas de texto. Trabajar en algo no tiene sentido, no te lo van a pagar, además no creo que tengas muchas fuerzas. Estudiar ..., bueno, lo de tener insomnio te puede dar la vida para llegar a tiempo a algún que otro examen.

La verdad, lo mejor para una noche de insomnio es la teletienda. Ese gran invento de las productoras de televisión para adormilar hasta a un insomne patológico. ¿ A alguien le interesa un robot de cocina? Está a muy buen precio, y las primeras cien llamadas recibirá totalmente gratis un juego de utensilios varios de cocina.

Sombra entre luces

Paseando por las calles de mi ciudad, cámara en mano, me he encontrado con esta estampa y no me he podido contener. Si os fijáis, se ve una cruz católica en la sombra entre la luz. Y así es como está la Iglesia como isntitución, y repito, como institución. Soy ateo, pero respeto toda creencia siempre que no sea extremista. 

No voy a relatar todas las cosas que tengo en contra de esta institución, sólo comentar la triste metáfora con la que me he encontrado con esta imagen. Y con mayor sentido en estos días en los que salen cientos de escándalos asociados a personal perteneciente a esta iglesia. párrocos que han aprovechado su posición para abusar de menores durante años, y que la Iglesia Católica defiende e intenta quitar hierro al asunto; ya ni mencionar todos los casos que esconden y no se han difundido ni se difundirán. Lo lamentable es que por mucho que la sociedad civilizada intente para ajusticiar a estes personajes, el poder de la Iglesia, y el de sus fieles, hace imposible el hacer justicia.

La creencia de que una vez muerto será Dios quien los juzgue me parece muy bonito. Y el detalle de la extraña convicción de la gente en pensar que por "servir a Dios" como cura, te exime de cualquier juicio divino que te haga bajar a los infiernos a pasar una eternidad por aquellos lares, me parece ridícula. El problema es que esa servidumbre a su deidad, en muchos casos evita el juicio mundano, el de andar por casa. Por mucho que quieran, la justicia divina no me sirve, ni le sirve a las víctimas, ni le sirve a las familias de las víctimas, ni a quien tenga dos dedos de frente, sea o no creyente de esta religión.

Hablan de acoso a la Iglesia. Pues no señores míos; acoso es lo que han hecho muchos de sus párrocos con menores durante años, acosarlos y abusar de ellos. Acoso es lo que hace esa institucón moviendo los hilos que tienen en la economía mundial para conseguir que la Banca Vaticana sea una de las más importantes bancas de lo hacen llamar primer mundo. Acoso es lo que hacen para seguir teniendo poder político. Y acoso es lo que hacen para seguir presentes en instituciones, ser considerada la religión oficial de estados enteros, exigir que SU asignatura sea obligatoria en la enseñanza pública y un largo etcétera de lindezas que hacen desde siglos atrás para vivir de sus hábitos.

Un poco demencial que una Institución que aboga por la ayuda al prójimo, fundada en el voto de pobreza, posea tal patrimonio, que resulta imposible estimarlo. Y ya no menciono el peso que tienen en estados y justicia para conseguir que se escondan todos los escándalos relativos a actos criminales de gente asociada a la Iglesia. Gente respetable que va a misa los domingos y reza todos los días. 

Si tanto perdón piden a Dios, es que muchos pecados cometen. Prueben a pedirle perdón a las personas a las que les han hecho daño, a las que han arruinado, a las personas que han violado, a las personas a las que han matada gente cercana, ... , verán como a Dios no le importa no tener la primicia de sus ruegos.

Vetusta infinidad

Divagando a la espera de la primera birra de la jornada, esto aclara que lo mío es locura y no embriagadez; surgieron dos palabras que me dieron en qué pensar: infinito y vetusto. La segunda sólo me da juego para inventarme frases en las que meter semejante palabra en una covnersación actual, que no analice el castellano antiguo. La primera ya me creó mayor dolor de cabeza.

Son muchos los usos de esa palabra. Desde el uso matemático como símbolo representativo de la estimación del valor que tendría una función cuando la variable toma valores estratosféricos; algo físico. Al uso menos mundano de la palabra usada por religiones para indicar la distancia entre nuestro mundo y el mundo donde habitan sus deidades; algo metafísico. Realidades enfrentadas compartiendo términos con distinto significado. 

La siempre explotada explicación del infinito astronómico para explicar la grandeza de nuestro macro-universo; pienso que cada uno de nosotros tiene su propio micro-univeso, de ahí que use lo de "macro" para distinguir definiciones de universalidades ( esto da para muchos libros).

La exageración poética de infinitos romances, infinitos versos e infinitas prosas de infinitas temáticas.

Las infinitas esperas en colas infinitas cuando toca arreglar el infinito papeleo en algún departamento de la Administración Pública. Con los desayunos infinitos de sus funcionarios no hay quien arregle nada.

....

Y las infinitas formas de explotar esta palabra y sus derivadas.

En fin, ya llegó mi cerveza; toca matar neuronas y quitarse el dolor de cabeza.  Gracias mil por leerme; no soy tan agradecido como para estaros infinitamente agradecido.

Cita: "La curiosidad infinita y la infinita necesidad de aprender cosas nuevas, hacen que una mente no envejezca, conservando joven nuestro espíritu."

                                                         De algún loco sin cerveza en la mano.