29/11/11

Capítulo dos. Mi nueva y tranquila vida (II)

- ¡ Marcooooo ! ¡ Qué te he dicho miles de veces !

Abro medianamente los ojos y miro la hora en mi despertador; las siete y treinta y dos minutos de la mañana.

-¿Qué pasa ahora, loca?
- Has vuelto a decirle a tu "amiguita" que use mi baño, ¿no?
- Y qué quieres, ¿que use el de Gabriel y mío?
- ¡Ésa es la idea! ¡Miraaa ! Si aún va a resultar que hay un cerebro debajo de esa mata de pelo. Y lo que más me sorprende, la gomina no lo ha matado del todo.
- ¡Oye! El baño de los chicos es de los chicos, no pretenderás que una mujer lo use, ¿o sí?
- Quizás, si lo limpiaras, o directamente, si no lo enguarraras, cualquier persona podría usarlo sin tener que vacunarse de sabe Dios qué cosas.

Abro de todo los ojos; siete y treinta y seis minutos y siguen los gritos en el pasillo. Un par de minutos más y se hace el silencio. Bien, ahora que parece que ha pasado la ventisca matutina, aprovecharé para levantarme.

Justo enfrente de la puerta de mi habitación, está la puerta de la habitación de Marco.

- Buenos días, ¿cómo va eso de tapar el perfume de mujer con tu colonia?
- Jeje, no es por eso Gabriel, sólo que me gusta este olor en mi habitación.
- ¿Chica nueva? ¿O es que una de las habituales ha cambiado de perfume? No me suena este olor de fondo.
- ¿Cómo? aún huele a ..., a ..., a esta chica de anoche. Si no puede ser; echaré más colonia.
- No no no no, no huele a ella, por favor, no eches más colonia, no quiero tener que pasearme con mascarilla por casa. Soy yo, que tengo un olfato muy bueno; el sabueso que me llamaban en el colegio.
- Ya decía yo, que muy normal no eras, jejejeje.

No sé porqué se empeña en hacer eso de matar perfúmenes con su maldita colonia. Hay días en los que si enciendes un mechero en su habitación, podrías quemar medio barrio.

- ¡Gabriel! Dile a eso que llamas compañero de piso que ya está bien de que le diga a sus ligues que use mi baño.
- Buenos días Lucía, ¿qué tal has dormido?
- ¡Gabriel! Dile a la loca ésa que se puede ir a la mierda.
- Cuando alquilé la habitación, no sabía que tenía servicio de despertador incluido. ¿Dónde está el mando para cambiar la melodía? Quiero otra música para despertarme; vuestros gritos no son nada armónicos. Aunque reconozco cierto virtuosismo en ellos.
- Gabriel, no me vaciles, la culpa es del mono follador.
- Ya está la otra, cuando quieras te enseño el porqué de tantas "amiguitas", soy un bien a compartir por todas las mujeres, cielo.
- ¡Vuelve a llamarme cielo y... !
- Yyy me voy a la ducha. Si os matáis, que sea algo limpio, la sangre es muy difícil de limpiar.
- Pero si es él el que ...
- Hasta ahora Lucía. Nos vemos Marco.

Menos mal que me queda paciencia y filosofía para aguantarlos. A darse una buena y tranquila ducha; vestirme, desayunar y a pelearme con Antoni para que me deje hacer unas fotos al estilo de ese tal "Gabi Déniz" que es tan bueno. Aunque me imagino que tocará lo de siempre, colocar focos, hacer mediciones, etc.; ese tipo de cosas que hace un ayudante de fotografía.