7/5/13

Sumergido en la bañera

Mis oídos sumergidos en el agua de la bañera. Se va el ruido del mundo. Sólo existe el vacío que dejo que invada mi mente.

Una forma barata de evadirme sin tener que escapar a kilómetros de aquí, sin coger carretera y huir.

Ese momento en que sólo es mi propio cuerpo el que habla conmigo. Aire entrando y saliendo de mis pulmones, susurrando; el corazón charlando a base de latidos. Me recuerdan algo que por momentos, por el día a día, se me olvida. Me recuerdan con esta conversación, que tengo vida.

Es un sin parar de cosas que hacer, a eso se reduce parte de la rutina que envuelve los días. Cosas que hacer, cosas que en la mayoría de casos no aportan más que agobio, estrés o frustración.

El agua empieza a estar fría, toca salir de mi mundo; toca volver a entrar en el mundo.